En las películas, se ven con mucha frecuencia escenas en las cuales los protagonistas quieren entrar a algún club pero deben pasar por un fortachón que está en la puerta revisando las identificaciones o invitaciones, que sin ellas no mas no entran. Ese es un portero. No vayamos tan lejos. Hoy casi no puedes ni entrar a un supermercado o restaurante sin ser detenido por un empleado que exige tomarte tu temperatura, que lleves cubre bocas y que te eches gel antibacterial- todo con el fin de que no entre virus a su establecimiento. Ese es un portero.
Tu mente es una puerta a tu alma y tú eres el portero. Aunque hay muchas cosas en la vida que no puedes controlar, Dios te ha dado la capacidad de abrir y cerrar la puerta a tu mente, de escoger en qué vas a pensar. Tú eres el portero y tienes que aprender a examinar y filtrar lo que estará en la meditación de tu mente.
En general, empezamos a aprender como pensar desde que entramos a este mundo o aun antes. Mientras nos enseñan a comer, hablar y vivir por nuestra cuenta, vamos adoptando ciertos sistemas de pensamiento y modos de hacer las cosas y conducirnos. Algunos son buenos, algunos muy buenos y otros no tan buenos. Algunos son contrarios al pensamiento de Dios y algunos de plano te están hundiendo. Hay patrones de pensamiento que nos pueden parecer muy naturales pero no por eso son buenos. Proverbios 14:12 dice, Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.
Muchas personas creen que todo pensamiento en su cabeza es suyo propio y no hacen nada para cernir sus pensamientos. Como resultado, el diablo puede manipular su vida e influir en sus emociones (las emociones siguen los pensamientos). Si el temor, la ansiedad, la soledad, la desesperanza, la depresión u otras emociones negativas son parte regular de tu vida, has permitido la entrada a pensamientos que las alimentan y fortalecen mientras a ti te hunde. Es muy fácil que esto suceda porque el enemigo puede ser tan sutil. Permiteme ilustrarles.
En una ocasión, Jesús les preguntó a sus discípulos, quién dicen los hombres que soy. Y luego les preguntó, quien decían ellos que era. Pedro, por la revelación del Padre, tuvo la respuesta correcta, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. (Mt. 16:13-17) Dios le reveló algo a Pedro, lo oyó y lo dijo. Jesús discernió la fuente, que aunque Pedro lo había dicho, venía del Padre, no de carne y sangre.
Unos momentos después, cuando Jesús había explicado que debía sufrir, que lo mataren, y resucitare, Pedro empezó a reprenderlo y dijo, en ninguna manera esto te acontezca. De nuevo, Pedro oyó algo y lo dijo pero era el susurro de Satanás, la mentira de Satanás, el pensamiento de Satanás, porque Satanás no quería que Jesús efectuara la redención para la humanidad. Satanás lanzó su pensamiento a la mente de Pedro y Pedro le hizo eco en voz alta. De nuevo, Jesús discernió la fuente, aunque Pedro lo dijo, y se dirigió al mismo Satanás. Quítate de delante de mí, Satanás; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Lo que Pedro dijo estaba de acuerdo con sus emociones, el cariño que tenía para Jesús, y el razonamiento, no debía Jesús de sufrir tales cosas si en todo era bueno. El problema es que esa era la voluntad de Dios. En cosas de minutos habló pensamientos de dos fuentes muy distintas y en sí no se dio cuenta.
Para trabajar en la renovación de nuestra mente TENEMOS QUE CERNIR LOS PENSAMIENTOS y bloquear las piedras de tropiezo de nuestra vida. Esto lo hacemos en 3 partes: Ser conscientes de los pensamientos, tomar cautivo todo pensamiento y aprender a discernir los pensamientos.
Primero tenemos que SER CONSCIENTES porque la verdad es que muchas cosas pasan por nuestra mente prácticamente sin que nos demos cuenta, simplemente llega un pensamiento y lo dejamos entrar como si fuera nuestro. Supongamos que llegas al cafecito con unas viejas amigas y una se te queda viendo un momento más que las otras. Piensas, No encajo aquí, no hubiera venido, no soy como ellas- no tengo el cuerpo, la educación, la casa o algo. Y todo es porque desde mucho antes tienes una convicción de bajo autoestima, que no llegas a la medida de otros. Es una mentira pero tú la creíste y se hizo patrón en ti y ahora estás sufriendo. La realidad solo fue que la amiga pensó, Yo iba a traer esa misma blusa, que bueno que no lo hice. Es real, así nos pasa.
SER CONSCIENTE no es solo un acto de reflexión sino todo un estilo de vida. Debemos volvernos conscientes de los pensamientos, sentimientos, hábitos y motivos ocultos que nos están influenciando en nuestro pensamiento y conducta. Si no, estamos como en auto-piloto. Es tiempo de despertar, de darnos cuenta, y ser diligentes para ser sabios no necios (lee Efesios 5:14-17).
Segundo, debemos TOMAR CAUTIVO TODO PENSAMIENTO (2 Corintios 10:3-5), esto es, pararlo y examinarlo con la ayuda de Dios, sabiendo que todo pensamiento que no está de acuerdo con el conocimiento de Dios debe ser detenido. Es imposible que hagamos esto si no tenemos una relación personal con Dios mismo y con su palabra porque el conocimiento de Dios se experimenta no solo se sabe. Debemos examinar la naturaleza del pensamiento para discernir su fuente entre las voces principales que nos hablan o siembran pensamientos en nuestra mente: 1- Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), 2- Satanás (y sus espíritus malignos) y 3- la voz de nuestro yo.
Tercero, debemos APRENDER A DISCERNIR. Aprendemos a distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal, lo que tiene sentido y lo que no lo tiene, la verdad y el error a través de la obra del Espíritu Santo en nosotros. El Espíritu usa la Palabra de Dios para revelarnos y enseñarnos Su verdad (Juan 16:13). Hebreos 4:12 dice, Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Para discernir, hay que examinar los pensamientos a la luz de Dios. Los pensamientos de Dios reflejarán como es él, estarán de acuerdo con su palabra y nos motivan a crecer y acercarnos a él aun cuando nos enfrentan. Por otro lado, los pensamientos del enemigo vienen a mentir y robarnos del plan de Dios, así como es él. Nos inflan o nos abatan, alejándonos de Dios, haciéndonos sentir o innecesaria o inalcanzable la cercanía y verdadero amor de Dios.
Luego están los pensamientos que vienen de la voz interna que todo el día nos habla, del yo. ¿Qué dices a ti mismo todo el día? Eso depende mucho de lo que te enseñaron tus padres que era lo bueno y lo malo, los costumbres sociales, las tradiciones religiosas y las vivencias adquiridas. Tus propios pensamientos pueden estar llenos de orgullo y desprecio basado en tu nombre, posición o logros. O pueden ser de constante auto-critica, señalándote que siempre te salen mal las cosas. Puede que te digas que eres el consentido de Dios o lo contrario, todos los días te dices, ni creas que puedes pedirle algo a Dios si no leiste tu devocional y oraste. Si todo el tiempo te regañas a ti misma por hablar demasiado, quizás siempre te decían, Calladita te ves mas bonita, hasta que lo creíste.
Pide al Espíritu Santo que te examine y te muestre los pensamientos que has creído y adoptado que no son conforme a Dios para que los deseches y los reemplaces con los pensamientos de Dios. Pasa tiempo en la presencia de Dios y serás transformado cada vez mas a su imagen y su pensamiento.
[Serie: Renueva tu mente, Transforma tu vida]