Hay padres que creen que es su solitaria misión encargarse de hablar todas sus verdades a sus hijos, “para hacerles hombres” o “para que aguanten allá afuera”, pero muchas veces donde ya no aguantan es en casa. Y hay otros padres que solo saben consentir a sus hijos, ni les niegan ni les corrigen, porque “los aman tanto”. Pero ninguno de estos dos produce el mejor fruto.
Es nuestro deber como padres hablarles la verdad a nuestros hijos. Para algunas mamás, eso significa que primero tenemos que reconocer cual es la verdadera condición de nuestros hijos. No estoy diciendo que hables mal de tus hijos a otros ni que les condenes o les des una sentencia de vida- siempre serás así, eres igualito a tu padre, no llegarás a nada, etc….de ninguna manera. Eso es totalmente fuera de orden. Lo que sí estoy diciendo es que si mi hijo se ha hecho egoísta y petulante porque lo he mimado y le he permitido desarrollar tales hábitos, tengo que tomar responsabilidad por ello y hacer que él también lo haga, Si no, será aborrecido o rechazado por los demás afuera, que no le tienen el gran cariño que tienes tú…a los demás solo les llega el egoísta y petulante que no es su hijo amado. Mejor ayudémosle que todos lo quieran como nosotros.
Hace años cuando servía como maestra de jardín de niños, tuve a una niña en mi grupo que solía interrumpir el fluir de la clase y resistirse a menudo a las instrucciones, además de atropellar a menudo a sus compañeros, queriendo que las cosas se hicieran a su manera. Cuando la apartaba y hablaba con ella para resolverlo, casi nunca lo aceptaba, afirmando que ella tenía la razón. Al llegar la noche de la primera junta de padres, esperaba la oportunidad de platicar con su mamá para aliarnos en trabajar con la niña, así que le pedimos platicar. Desde el momento que empezamos a comentar que había que ver algunos puntos en la conducta de su hija, la mamá empezó a dar sus razones y sus justificaciones, y así siguió con cada comentario, sin escuchar en realidad cosa alguna que dijéramos- ella sabía mejor. ¡Whoosh! No nos quedó duda alguna de porque era tan difícil para la niña aceptar responsabilidad.
La palabra de Dios dice que…hablando la verdad en amor, crezcamos en todo… (Efesios 4:15) El amor siempre debe ser nuestro motivo, nuestra actitud y nuestra acción, PERO tenemos que hablar la verdad. Solo así crecemos sanamente, así como nuestros hijos también.
Proverbios 27:6 dice, Fieles son las heridas del amigo, pero engañosos los besos del enemigo. Un amigo verdadero nos acepta como somos pero nos dice nuestras verdades. ¡¿Cuánto más los padres que queremos ver a nuestros hijos disfrutar de buenas relaciones y triunfar en la vida?!
Como madre, no sé hablar destilando miel, sino al contrario, mi tendencia natural es de corregir e instruir en cualquier situación. Sí, en veces soy enfadosa, pero mis hijos saben que les amo y me he entregado a enseñarles para que gocen de todas las bendiciones que Dios tiene preparadas para ellos en esta vida y la eterna.
Ya que parte del don que Dios me dio es de enseñar, siempre me ha gustado un texto del libro de Eclesiastés, que dice… Las palabras de los sabios son como aguijones (12:11). El aguijón mencionado aquí se refiere a un instrumento que usaban los agricultores cuando trabajaban los campos con unos bueyes. Si los bueyes se oponían o se querían desviar del camino indicado, el granjero los aguijaba un poco para impulsarlos a cumplir su misión.
Si somos sabios, usaremos nuestras palabras para impulsar a los demás a crecer en todo. Una palabra de advertencia, no estoy diciendo que seas cuchillito de palo o como la mujer de gotera continua que siempre está dale y dale con tus faltas.
Usa como estándar que tus palabras inspiren fe- Dios quiere lo mejor para ti… esperanza- sé que con la ayuda de Dios puedes hacerlo… y amor- eres amado y aceptado tal como eres, pero te quiero ayudar a ser la mejor versión de ti, la que Dios te destinó ser.
¡Amén! Leerlo es como recordar estar en casa 🧡