¿Cuál es tu rutina antes de dormir? Acaso, ¿prendes las luces, dejas abierta la puerta y pones un letrero invitando a los ladrones a despojar tu casa? Ni que estuviera loco, dirás. Mas bien, revisas que las cosas estén en su lugar, pones el candado de la puerta y apagas las luces, al menos es lo que hago yo. ¿Por qué? Para que no entre alguien que no es bienvenido y no vaya a robar lo que nos ha costado trabajo tener. En el mundo hay personas con malas intenciones buscando donde sea fácil entrar a robar, pero el peor ladrón no es el que roba lo material. Jesús advirtió que el diablo es el ladrón que solo viene para robar, matar y destruir. El va a hacer todo en su poder para impedir que tú goces de la vida en abundancia que Jesús vino a darte.
He conocido diversos pensamientos acerca del diablo. Hay quienes se mofan cuando hablas de él, diciendo que no existe, que solo es un invento de la imaginación. Hay otros que le tienen mucho miedo, porque piensan que es un malvado que puede hacer con uno como quiera. Y aun hay otros que admiran sus obras de oscuridad y hacen pacto con él y su “santa muerte”. Nunca vemos que Jesús haya temido al diablo ni a los demonios, al contrario, los demonios tenían que sujetarse a la autoridad de Jesús. Y cuando Jesús resistió al diablo con la palabra de Dios y el Espíritu, el diablo no pudo con él y lo dejó. Como dice Santiago, sométete a Dios, resiste al diablo y él huirá de ustedes (no dice que tú huyes de él). Ese es el orden de Dios.
Pedro dijo que el enemigo está al acecho para saquear nuestra alma. No nos dijo que tuviéramos miedo ni que huyéramos. Antes bien dijo, Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8) Nota que no dijo que ES un león para que le tengas pavor, sino que anda como león rugiente. Los leones rugen para marcar su territorio e infundir miedo cuando viene un enemigo. Cuando está buscando a quién devorar, el león observa con cuidado para ver quien se queda atrás o en la orilla por distraído o débil, y en cuanto se separa un poco de la manada, salta sobre él. Así anda el diablo.
¿Cómo es que nos enfrentamos a este adversario? Debemos ser sobrios y velar. Quizás la referencia más común de ser sobrio se trata de ser libre de los efectos del alcohol. La Biblia nos instruye a no emborracharnos, pero también utiliza el termino “ser sobrio” de manera figurada con la idea de ser moderados en nuestros hábitos y conducta, mantener el buen juicio y tener auto-control. En algunos textos habla de despertarse, como del estupor que viene de embriagarse, pero este viene del engaño del pecado, las distracciones del mundo o de la falsa doctrina.
¿Cuántas veces vivimos nuestra vida diaria en un estupor pero no nos damos cuenta? Quizás la soledad te atormenta. La depresión te acobija por las mañanas arrullándote a ignorar el mundo entero y quedarte en la cama. La amargura te consume afectando tus relaciones mas cercanas y desarrollando gastritis, mientras todos los días revives las ofensas con la defensa que el ofensor no merece ser perdonado. Cuando estás solo con tu tele o celular, de pronto estás viendo alguna imagen o programa que incita tu deseo, ya en automático. Las redes sociales consumen tu tiempo con temores, chismes, odio, comparaciones y simplemente cosas tan pasajeras que no tienen ninguna importancia para tu vida, mientras descuidas la calidad de tiempo con tu familia a tu lado, cuanto mas tu tiempo con Dios. ¿Eres la persona que siempre estás demasiado ocupada, pero si lo analizas no haces mucho con propósito? ¿De qué cosas necesitas tú despertar ahora? ¿Hábitos pecaminosos, pensamientos de lujuria, materialismo, consumismo, envidia, falta de perdón, rebelión, impaciencia, excesos alimenticios, aislamiento, depresión o ansiedad?
Ser sobrios y velar. Velar habla de que sea alerta, atenta y vigilante. Si ya sabemos que tenemos un enemigo al acecho, debemos estar atentos a cerrar puertas donde podría entrar como también conocer las estrategias que usa para atacarnos.
En la lucha incesante por nuestra mente y la victoria diaria, tenemos que reconocer las áreas en las cuales nosotros mismos hemos dejado puertas abiertas al enemigo las cuales por supuesto aprovecha en lo posible, Cuando creemos sus mentiras le damos un derecho legal de regirnos en esa área- sea acerca de no valer o poder superarnos, sea del temor de no poder con lo que nos traiga el mañana, de no poder romper un mal habito, o algo mas. Si creemos que es así, vivimos como que es así, aunque no sea verdad.
La estrategia del enemigo es aventarnos dardos de fuego constantemente, a veces al azar para ver cuales pegan y otras veces ya con sabiendas por nuestras palabras, actitudes y acciones. Te avienta la duda, ¿Acaso de verdad Dios te va a proveer esa necesidad? ¿En serio crees que Dios te va a ayudar cuando tú le fallas tanto? ¿Cómo crees que vas a cambiar si así fue tu mamá y tu abuela, lo traes en la sangre? Te avienta el temor que vas a perder el trabajo, la salud o la familia. Te avienta el dardo de acusación, por tu culpa… Te avienta el engaño, está bien vivir así si te hace feliz, todo el mundo lo hace. Te avienta la condenación, ya ni mereces el perdón de Dios. Por ultimo te avienta la desesperanza, ya ni tiene sentido la vida.
Has oído cuando pasan en la calle anunciando con bocina, RECOGEMOS LAVADORAS, REFRIGERADORES Y CHATARRA… Dicen que se llevan todo lo que tengas de cosas viejas y descompuestas. Hazte cuenta que esa es la oferta del Señor para ti. Pero en vez de eso, tú les invitas a pasar y vaciar su camión en tu casa. Y ya no sabes que hacer con toda la basura acumulada. Te invito a empezar a limpiar tu casa hoy y a cerrar los candados para que no entre mas el ladrón.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (1 Pedro 5:6-9)
Primeramente, humíllate ante Dios y dile que ya no quieres hacer las cosas a tu manera sino que él reine en tu mente, corazón y voluntad. Reconoce el poder de Dios y su soberanía y escoge confiar en su obra en tu vida y su tiempo.
Segundo, es tiempo de echar tus ansiedades sobre el Señor. Piensa en todas las preocupaciones y cargas que causan ansiedad en tu vida- lo que es mas, haz una lista. Luego habla con Dios y dile que reconoces que él te conoce y tiene cuidado de ti, por lo cual tú ya no te vas a preocupar – de todos modos la preocupación nunca le ayudó ni un poquito a nadie. Entonces, entrégale todo, tachando las cosas (tu vida, salud, matrimonio o solterio, hijos, carrera, negocio, economía, casa, carro, etc.) uno por uno conforme se las dices y se las dejas.
Tercero, sé sobrio. Examina tu vida cotidiana, tus hábitos y actitudes, y ve en que áreas no has sido moderado, no has ejercido auto-control y estás viviendo bajo la influencia del pensamiento que Satanás te alimentó. Se me viene a la mente la historia del Libro de la Selva cuando Kaa hipnotiza a Mowgli y le hace como quiere hasta casi matarlo. Y todo empezó con un poco de enojo y rebeldía. Cualquier parecido es mera coincidencia, ¿o no? Ve a Dios y pide perdón por seguir las mentiras del enemigo y pide te revele su verdad.
Cuarto, vela. Jesús dijo a sus discípulos, Velen y oren, para que no entren en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo 26:41) El espíritu es la parte de nosotros que quiere acercarse a Dios y hacer lo correcto para agradarle a él. Pero la carne que es débil, es la parte de nosotros que es atraída por todo lo que nos rodea en el mundo – lo que vemos y sentimos y queremos tener o experimentar – sin tomar en cuenta el buen plan que Dios tiene para nosotros. Jesús decía que podemos tener las mejores intenciones y aun así no cumplirlas. Por eso, necesitamos velar y orar- prestar atención a los pensamientos y las actitudes que se nos presentan en cualquier momento y constantemente presentarlos a Dios, pidiendo que nos guié y nos ayude a discernir que dejar entrar y que no y escuchando su respuesta. Esa es la oración, hablar y escuchar.
Quinto, resiste al diablo, firme en la fe. En Efesios 6, vemos que debemos poner toda la armadura de Dios para resistir al diablo y acabando toda lucha, terminar firmes. Pero dice, sobre todo, toma el escudo de la fe, con que pueden apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Efesios 6:16) La fe es clave para nuestra victoria porque dice que apaga los dardos – aniquila el poder de las acusaciones y mentiras que usa Satanás para atacarnos. ¿Cómo puedes tener listo tu escudo de la fe? Oir la palabra de Dios – leerla, meditarla, memorizarla, escucharla y ponerla en practica – es la manera de fortalecer tu fe. Alimenta tu fe todos los días para mantenerte firme a través de las pruebas.