¿Alguna vez has estado bien perdido en tu pensamiento cuando alguien te interrumpe y te pregunta, “En qué estabas pensando”? Tal vez estabas en un recuerdo lejano o imaginándote en ese auto nuevo que te gustaría o salivando con unos deliciosos tacos o soñando con unas horas fuera, lejos de la casa y los niños. Eso es si tuvieras una cara feliz. Si no, tal vez estaba pensando en un montón de deudas o simplemente que nunca llegas al plan de pintar la sala. Puedes pensar en muchas cosas en un sueño fugaz. Pero, ¿qué pasa con tu vida cotidiana de pensamiento?
Pensar es algo que todos hacemos. Bueno, hay personas que parecen hacer y decir mucho sin pensar primero. (¡No le señales a nadie!) Pero la realidad es que todos pensamos mucho, consciente, inconsciente y subconscientemente. Puedes pensar conscientemente, tengo que levantarme a las 7:00 para llegar al trabajo o clase a tiempo. Puede pensar inconscientemente, cuando subo a mi coche, me llevará a donde quiero ir. Y puedes pensar subconscientemente, probablemente llegaré tarde como de costumbre. Todo pasó por tu mente.
Los pensamientos no son todos iguales en naturaleza o efecto. Hay pensamientos fugaces o de paso. Estas son oportunidades para bien o para mal. Se crean invenciones, nacen organizaciones y se transforman vidas, porque se aprovechó un momento de inspiración. Pero de la misma manera, las familias son destruidas, los fraudes se diseñan y los crímenes más terribles los cometen a veces personas que siguen un pensamiento repentino y espontáneo.
Los patrones de pensamiento son como andar en bicicleta por caminos bien transitados. Es fácil caer en el surco y seguirlo, pero no tan fácil salir.
Hay pensamientos que caen en patrones en nuestra mente. Son como andar en bicicleta por caminos bien transitados. Es fácil entrar en el surco y seguirlo, pero no tan fácil salir. Un patrón comienza cuando tienes un pensamiento en reacción a una experiencia y decides que el pensamiento es para ti, por supuesto, probablemente de manera muy inconsciente. Pero está alojado en tu subconsciente. Entonces, cuando tienes una experiencia similar, el pensamiento sale a la superficie y, a menos que lo detengas diciendo que no es así, afirmas que es así y reaccionas de la misma manera que antes. Y así se repite, cada vez que haces lo mismo, el camino se marca un poco más y se establece un patrón que ni te das cuenta de estarlo siguiendo. Pero lo haces.
Y aun otro tipo de pensamiento es la meditación. Cuando digo meditación, no estoy hablando de yoga o de entrar en trance ni nada por el estilo. Estoy hablando de cuando un pensamiento te viene a la mente y le das vueltas y vueltas en tu mente por un rato. Y luego tal vez te concentres en otra cosa, pero después de un tiempo, te encuentras pensando en ello una y otra vez. Como cuando tu cónyuge te dejó con un mal sabor en la boca por la mañana, y cuando sale por la puerta estás pensando: ¿cómo pudo haberme dicho eso? Estás molesto y pensando en todas las razones por las que él estaba tan equivocado, y tú tienes la razón en sentirte como lo haces. Te ocupas con el trabajo, los niños o la casa y, por lo tanto, te distraes, pero al rato cuando doblas la ropa y llegas a los calcetines de tu cónyuge, empiezas a pensar de nuevo en tu ofensa. Luego, andas a la carrera con los pendientes, la preparación de la cena y la tarea de los hijos, pero en el momento en que ves a tu esposo entrar, o estás furiosa o esperando una disculpa. Pero nueve de cada diez veces, entra con solo un beso en la mejilla, totalmente ajeno a que algo anda mal. ¿Verdadero o falso?
La meditación se ha comparado con una vaca rumiando. Para aquellos de ustedes que no estén familiarizados con el término, permítanme explicarles. Una vaca toma hierba, la mastica durante un rato y se la traga. Pero lo interesante es que las vacas tienen dos estómagos y su comida pasa por ambos para una digestión completa. Entonces, la hierba masticada baja al primer estómago y comienza a descomponerse, pero después de un tiempo, vuelve a subir a la boca en una forma todavía gruesa, que es el bolo alimenticio, que la vaca mastica de nuevo antes de enviarlo al segundo estómago para terminar la digestión. Suena bastante desagradable por decir lo menos, ¿no? Pero, ¿cuántos de tus pensamientos “vuelves a masticar” una y otra vez?
No toda la meditación es mala. Básicamente, hay dos tipos de meditación. La forma negativa da muchas vueltas a los asuntos mientras la positiva te edifica. La meditación positiva aligera tu carga y te ayuda a concentrarte en crecer y brillar, pero la negativa es como una tormenta en ciernes. Aquellos que dejan salir el vapor a menudo pueden simplemente crear lluvias dispersas, pero otros lo retienen hasta que un tornado F5 estalla con destrucción masiva. ¿Tu meditación crea más tornados o arcoíris?
Cuando las palabras parecen salirse por sí solas, es probable que se deba a que tiene una gran cantidad de pensamientos al respecto.
Entonces, así está el asunto. Tus pensamientos te llevan al éxito o al fracaso. Jesús dijo en Lucas 6:45, de la abundancia del corazón habla la boca. Entonces, cuando las palabras parecen salirse por sí solas, probablemente sea porque tienes una gran cantidad de pensamientos al respecto. La Biblia dice que tal como un hombre piensa en su corazón, así es él. Los pensamientos producen actitudes, palabras y acciones. Con más pensamiento, estos producen hábitos y patrones, y con el tiempo, su carácter y estilo de vida. Nuestra tendencia es culpar a los demás por muchos de nuestros problemas y nuestro sufrimiento diario, cuando en realidad, generalmente somos nuestro peor enemigo, y más de lo que nos damos cuenta o queremos admitir es auto-infligido por nuestra propia vida de pensamiento. Pero no tiene por qué ser así.
En el capítulo ciento treinta y nueve, el salmista describe cuán amorosamente Dios nos creó a ti y a mí en el vientre de nuestra madre con cuidado de cada detalle, y preparó todos nuestros días aquí en la tierra; está todo escrito. Dice: ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo. (v.17-18) ¡Sí, leíste bien! Dios piensa en ti todo el tiempo y siempre está cerca esperando tu llamada.
Tal vez hayas pensado que Dios te acecha, o al menos, a él realmente no le importas dada la forma en que has vivido. Pero nada podría estar más lejos de la verdad. Él dice: Porque yo sé los pensamientos que tengo de ustedes, dice el Señor, pensamientos de paz y no de mal, para darte un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).
Dios no quiere que vivas con ansiedad, miedo o desesperación, sino más bien en paz y esperanza. ¿Cómo? Él prosigue: Entonces me invocarán. Vendrán y orarán a mí, y yo los escucharé. Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán con todo su corazón. Me dejaré hallar de ustedes, dice el SEÑOR, y los restauraré de su cautividad. (v.12-14)
Estés donde estés, vuélvete a Dios hoy, entrégale tu corazón y dolor a él, pídele perdón por hacer las cosas a tu manera, dale tu vida y pídele que te dé una nueva vida de acuerdo con sus pensamientos en lugar de los tuyos. ¿Y sabes qué? ¡LO HARÁ!
Sígueme con mi próxima serie: Renueva tu mente, transforma tu vida, basada en Romanos 12: 2 que dice: No se conformen a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento de modo que comprueben cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Cuando comiences a reemplazar tus pensamientos con los de Dios, comenzarás a mirar la vida de una perspectiva completamente nueva. Tú y los que te rodean se sorprenderán de tu cambio (transformación) y tu vida llena de propósito. ¡No esperes más, comienza hoy!