¿Qué haces cuando no ves contestada tu oración? ¿Te enojas? ¿Te desesperas? ¿Te deprimes? ¿Sientes que Dios se ha olvidado de ti? ¿Buscas culpables- tu esposa porque no se somete, tu esposo porque está fuera de orden, tus hijos porque te hacen enojar, el presidente porque no hace lo que crees debe, la vida porque te tocó mala suerte, tú mismo porque no cambias…? ¿Le reclamas a Dios?
El apóstol Pablo fue uno de los más grandes mensajeros de Dios, quien viajó por todo el mundo conocido predicando el evangelio y escribió gran parte de la Biblia como la conocemos, así que no cabe duda que él anduvo en la voluntad de Dios. Sin embargo, en 2 Corintios 12 leemos que dice tener un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que le abofetee y le pide a Dios tres veces que le fuera quitado pero no lo hizo. ¿Por qué no? Dios le dice, Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Dios no está enfocado en nuestra comodidad ni que no batallemos ni suframos. Ese es el mensaje plasmado por el mundo en que vivimos que nos dice que debemos hacer lo que nos hace sentir bien, seguir nuestro corazón y disfrutar la vida porque solo la viviremos una vez. Hay un problema fundamental con este mensaje- ¡no es bíblico! Desde Génesis a Apocalipsis vemos que el pueblo que sigue a Dios será atacado por Satanás, aborrecido por el mundo, afligido por muchas situaciones y probado en todo para ver que hay en su corazón y si seguirán fieles a Dios y sus propósitos a pesar de todo.
El mundo de hoy nos ha condicionado a pensar que los símbolos de una buena vida son la comodidad y la felicidad. El plan de Dios no es nuestra comodidad. Nuestra tendencia natural es orar pidiéndole a Dios que cese nuestro problema- que pare el sufrimiento, que dejen de oprimirnos, que se acabe la prueba… Pero estas son oraciones miopes, enfocadas al corto plazo, y actúan como un corto-circuito del plan perfecto de Dios.
La primera carta de Pedro a la iglesia prácticamente empieza y termina con este tema: el sufrimiento y las pruebas son algo que debemos esperar y aun agradecer como de Dios para un propósito.
1 Pedro 1:6-7 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
1 Pedro 5: 6-9 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
En cada situación, en cada prueba, hay una lección que debemos aprender. Y si no aprendemos la lección, vendrá otra situación similar, y otra y otra, hasta que aprendamos y pasemos la prueba. En cada situación, Dios está mirando para ver más del carácter de Cristo reflejado en nosotros, porque esa es la meta para establecer más de su reino en la tierra y prepararnos para su reino eterno.