Aprendiendo a Esperar

¿Alguna vez has estado en una conversación e irrumpe tu hijo para pedirte algo? ¿O le dices a tu hija que te espere que regreses y la bajarás algo pero no espera y lo quiebra? ¿O quizás el hijo que sabe que no debe agarrar el carro pero como no quiere esperar que te levantes de tu siesta, se le hace fácil “ir rapidito al Oxxo”? Este principio es muy importante y no aprenderlo puede acarrear graves consecuencias.

Si yo hubiera sido Samuel en el relato que vamos a ver, creo que le hubiera dicho a Saúl, ¿qué parte de “esperar” no entendiste?

Aquellos que me conocen bien, saben que no soy de muchos rodeos. Aunque muchos dicen que soy una persona muy paciente, con frecuencia aun sale brillando mi cultura “gringa” de decir las cosas tal como las pienso y a veces eso significa con poca bondad (Perdóname, quien le ha tocado. Aun soy una obra bajo construcción.) Sin embargo, ceo que hay veces que todos necesitamos que nos hablen sin rodeos, al grano,  para que entendamos, aprendamos y corrijamos nuestro caminar.

En 1 Samuel 13, vemos un relato en la vida del Rey Saúl, en que enfrentaba guerra con un pueblo enemigo. En ese tiempo, Samuel era el sacerdote y profeta de Dios y le dijo a Saúl que esperara a que viniera a él en siete días. Pasaron los 7 días y no se sabía nada de Samuel, y los soldados estaban temerosos y desertaban. Entonces Saúl se impacientó y decidió que debía actuar por su cuenta, así que ofreció sacrificio y ofrendas de paz para implorar el favor de Dios para el pueblo. Apenas terminó cuando llegó Samuel preguntándole qué había hecho y así Saúl se excusó. Pero Samuel se entristeció.

Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová, tu Dios, que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. (1 Samuel 13:13-14)

No parece que hubiera hecho algo malo, ofrecer sacrificios y pedir el favor de Dios. El problema es que según el mandato de Dios, solo el sacerdote debía hacer esos sacrificios y Saúl lo sabía bien. Sabía el orden de Dios y sabía que Samuel le dijo que lo esperara, pero decidió por su propio criterio que estaba justificado. Y aun con la reprensión de Samuel no aprendió la lección, ya que en el capítulo 15, otra vez se le adelanta al representante de Dios y usa su propio criterio. Dios le hace saber claramente que la obediencia es mejor que el sacrificio (1 Samuel 15:22), y su acto de desobediencia le costó su reino.

Creo que esos siete días de espera eran para enseñarle a Saúl la obediencia, paciencia y dependencia en Dios. Dios lo había elegido como rey de su pueblo y quería enseñarle para que los gobernara bajo él. Tristemente, Saúl reprobó la prueba y siguió reprobando, porque no aprendió a esperar en Dios.

TENEMOS QUE ENSEÑAR A NUESTROS HIJOS A ESPERAR, EL TIEMPO QUE SEA NECESARIO Y CON LA ACTITUD CORRECTA. Empieza cuando están pequeños, con prácticas a propósito para que aprendan a esperar- esperar que termines de hablar, esperar que esté lista la comida, esperar para cruzar la calle, esperar lo que sea necesario. Ojo, es enseñar a “esperar” no es “exasperar”. No les pruebes más allá de su capacidad según su edad. (Por ej. o te recomiendo que hagas esperar mucho a un pequeño que pide ir al baño.) Recuerda que los hijos aprenden más de nuestro ejemplo que de nuestras palabras, así que tenemos que ser ejemplo de la paciencia- así en casa y con Dios.

TENEMOS QUE APRENDER NOSOTROS A ESPERAR A DIOS. Como que no batallamos tanto con que nos diga “sí” y aun “no”, pero “espera” es difícil, porque queremos respuesta y solución y la queremos ya. Pero los tiempos de Dios no son nuestros tiempos y muchas veces es más importante la espera que la respuesta. A veces por no esperar, algo que podría ser un “sí” se convierte en un “no”, porque no esperamos. ¿Qué le has pedido a Dios y no ha llegado la respuesta que pides? ¿Tu pareja o un hijo? ¿La provisión o sanidad? ¿Un carro, trabajo, cambio? ¿Qué cambie a tu marido? ¿Qué regrese a tu hijo?  

Dios es más importante que cualquier petición y la relación con él y sus verdades NO SON NEGOCIABLES. Siempre será más valioso el Dador que el don. Acércate hoy al Padre, pídele perdón por tu impaciencia, alábale por su grandeza y fidelidad y espera sus fuerzas y un nuevo gozo.

Isaías 40:31 dice…pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Y Salmo 40:1-3 Pacientemente esperé a Jehová,  Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.

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4 Comments

  1. ¡Wow! ¡Buenísimo! Palabra para mí y mi bebo💙

  2. ¡Me encantó!

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